El tendedero

lunes, 24 de marzo de 2014

QUINTO PODER: Gaby y la in-justicia para las mujeres.

QUINTO PODER

Gaby y la in-justicia para las mujeres.

Argentina Casanova

El caso de Emma Gabriela (Gaby) Molina Canto no ha recibido la difusión que en su momento tuvo el de Yakiri por varias razones; entre ellas que ocurrió en una entidad –lejos del centro del país- donde las cosas se silencian hasta naturalizarlas. Otra de las razones posibles es que a diferencia de Yakiri, el agresor está vivo y hasta ahora se ha salido con la suya, eso sí, ayudado por la justicia mexicana. Sí, la misma justicia a cuyo nombre la Suprema Corte de Justicia de la Nación recibió un reconocimiento otorgado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el reconocimiento que emite el organismo  internacional en materia de derechos humanos.
Además del escenario de injusticia hay otras cosas tiene en común el caso de Emma Gabriela con el de Yakiri, la más importante. es el juez que lleva el proceso. Sí, sorprendentemente y aunque el hecho corresponde a un proceso que inició por un litigio de custodia, el caso derivó magistralmente en una denuncia presentada contra Emma Gabriela ante el juzgado 68 de lo penal. Sí, aunque parezca insólito, la Justicia en México es pronta y expedita cuando de juzgar a las mujeres se trata. Más si quienes las acusan son los esposos, mucho más si está de por medio la custodia y muchísimo más si atreven a defenderse.
El caso de Emma, que inició con un proceso por la custodia de sus hijos emprendida ante una juez de lo familiar en Yucatán, fue la gota que derramó el vaso de la violencia que ya venía recibiendo por parte de su esposo. Quienes trabajan en la defensa de los derechos de las mujeres y la prevención y atención de la violencia saben muy bien que nunca está más en riesgo una mujer que justo cuando decide romper el ciclo de la violencia y este caso lo evidencia.
Cuando Emma dejó Tabasco atrás, donde vivía con su esposo, y retornó a Yucatán y obtuvo la custodia de sus hijas e hijo, los cuales tuvo hasta el momento en el que en un operativo por demás ilegal la sorprenden y se los quitan, pero eso no fue suficiente, fue acusada del robo de la camioneta que era propiedad de una empresa del esposo.
Lamentablemente el hecho es algo común también, así operan cuando sienten que han perdido el control y las acusan de robo, les quitan a los hijos para chantajearlas, les quitan propiedades y las denuncian para que en complicidad con “la autoridad” las terminen por quebrar emocionalmente. Pero en el caso de  Emma no les bastó y la retuvieron por 4 meses en la cárcel, en un proceso plagado de irregularidades que solo podía ocurrir en un estado cuyo gobernador fue acusado de fraudes millonarios con todo su equipo de colaboradores, entre los que se encontraba el esposo de Emma Gabriela.
Pero no fue suficiente, apenas logró su libertad Emma Gabriela, con el pago de una fianza, para entonces el padre de los niños y su acusador había obtenido en un proceso “exprés” la custodia de las 2 niñas y el niño. El resto fue una pesadilla, a ella le fabricaron otro delito, ahora en el Distrito Federal: fraude equiparado.
Ligia, la madre de Emma Gabriela no ha dejado de luchar un solo día para probar la inocencia de su  hija que hoy permanece escondida ante la orden de aprehensión, bajo el terror de no regresar a la cárcel, y con el anhelo de buscar y recuperar a sus hijos que hasta el día de hoy nadie sabe dónde están y dónde los tiene el padre de los pequeños.
La madre, una mujer jubilada, ha acudido ante todas las instancias. Aprendió a usar redes sociales, apoyada por la defensora de derechos de las mujeres Adelayda Salas, en Yucatán, ha emprendido una campaña por los derechos de Emma Gabriela, que ha buscado hacerse escuchar en medio de otros casos que reciben más atención mediática.
Doña Ligia, cansada, ojerosa y desesperada por ratos con lágrimas en los ojos cuenta la historia, habla y pide ayuda, clama por la justicia para su hija cuyo único delito ha sido amar a sus hijos y pelear por ellos, y haberse casado con un hombre que en medio de los hechos ilícitos que ocurrieron en Tabasco, encontró el escenario ideal para poner a la justicia de su lado –nada nuevo cuando se trata de controversias entre esposos y esposas-. Ella narra: dijeron que mi hija –el mismo día que aún estaba en la cárcel en Tabasco-, contactó gente y robó dinero. Que ella y otra persona robaron dinero, que se encontraron en un café en el Distrito Federal, y que mi hija vive en el Distrito Federal. ¿Y qué juez cree que es? El mismo que encarceló a Yakiri Rubí Rubio Aupart. Ese mismo juez (Santiago Ávila Negrón, Juez Sexagésimosexto de lo Penal). El expediente de mi hija es el 96/2013”, explica.
El miedo está latente en Emma Gabriela, permanece aislada por temor a volver a la cárcel, sin contacto con su familia ni amigos y bajo la tortura de no saber dónde están sus hijos desde que le fueron arrancados, porque él, su esposo tenía de su lado todo el poder y el apoyo de un Estado para mover la justicia a su voluntad, lo suficente para mandarla 4 meses a la cárcel y promover una denuncia ante el DF ante un juez –hoy polémico- que garantizaba lo que caracteriza al sistema de justicia en México, efectividad contra las mujeres y en la violación de sus derechos humanos.
La causa está en Avaaz.org, se mueve en twitter con el HT #libertadaGaby y la información es difundida por la cuenta @adelitadecholul que administra la propia madre de EmmaGabriela.


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